Duración lectura: 17m. La visión que los medios de comunicación y la cultura nos ofrecen hoy sobre esas mujeres que atraviesan la madurez parece resumirse en un cuadro simplista que poco tiene que ver con la realidad de una generación. Y es una pena, porque el lector, televidente o amante del cine pueden acabar pensando que las que se instalan en la cincuentena se dividen entre pasivas amas de casa y liberadas profesionales cuya mayor preocupación es autoanalizarse, algo que muy pocas mujeres tienen tiempo de hacer. Tópicos y estadísticas Así, las diferencias de educación entre los hombres y mujeres de esa generación no fueron tan grandes como a veces se piensa. La generación de la solidaridad Pero si algunas de estas mujeres han servido de eficaz ejército laboral en reserva durante la crisis que afectó a sus maridos, no es menos importante su papel ante el creciente paro juvenil. Independientemente de que algunas mujeres contribuyan con un salario al mantenimiento económico de estos hogares, son todas ellas las que aseguran ese «estado del bienestar» que supone tener la camisa planchada y la comida lista, sin olvidar el formidable ejercicio de adaptación en la convivencia que casi por seguro esto les exige. También es posible que en algunos casos sus hijos hayan podido acceder a un empleo, se hayan casado e incluso tengan descendencia.
Ni en el plano personal se puede afirmar unilateralmente que la mujer haya de alcanzar su perfección sólo afuera del hogar: como si el tiempo dedicado a su familia fuese un tiempo robado al desarrollo y a la madurez de su personalidad. Empero a partir de esa igualdad básico, cada uno debe alcanzar lo que le es propio; y en levante plano, emancipación es tanto como largar posibilidad real de desarrollar plenamente las propias virtualidades: las que tiene en su singularidad, y las que tiene como mujer. La igualdad ante el derecho, la igualdad de oportunidades alce la ley, no suprime sino que presupone y promueve esa diversidad, que es riqueza para todos. La feminidad no es auténtica si no advierte la hermosura de esa aportación insustituible, y no la incorpora a la propia vida. Cada una en su propio camino, siendo fiel a la vocación humana y divina, puede actuar y realiza de hecho la plenitud de la personalidad femenina. No olvidemos que Santa María, Madre de Deidad y Madre de los hombres, es no sólo modelo, sino también ejercicio del valor trascendente que puede alcanzar una vida en apariencia sin orografía. Muchas veces, cuando hace un trabajo fuera de su casa, pesan sobre ella los reclamos del hogar; y cuando permanece de lleno dedicada a su familia, se siente limitada en sus posibilidades. El problema que planteas en la mujer, no es extraordinario: con otras peculiaridades, muchos hombres experimentan alguna vez algo semejante. La germen suele ser la misma: falta de un ideal profundo, que sólo se descubre a la luz de Jesucristo.
Me entere de esto ase 2 dias y discutimos y me lo niega, incluso q yo se todo y vi todos los mensajes. Dice q estoy. Loca y envadi su privacidad, actualidad no se q aser. Ya aparte confio. En el, ultimamente se iba a aventurar billar con sus amistades y llegaba perfectamente tarde, una tiempo llego a las 3 am y creo q ese dia fue cuando se acosto con la otra. El dice. Q no me kiere dejar por q me gobernante y yo ni kiero q se vaya, empero no se q aser por q estoy segura q me va acompañar engañando.