Exclusivos Sabía a qué atenerse en orden a sus parientes, y no era ya misterio para él, que procuraban su muerte a todo trance. Arrepentíase Mohammad de su benevolencia; deploraba la debilidad con que había procedido respecto de ellos, pues no se le ocultaba que con su vida lo que pretendían al par era el dominio de los muslimes de Al-Andalus. De cualquier modo que fuese, resultaba evidente para él que la niña no era digna de sus sospechas, sino muy por el contrario merecedora de todo su cariño, con lo cual, despidiendo a los sirvientes que esperaban sus órdenes, entregose al descanso, deseoso de que la luz del sol le permitiera realizar prontamente todos sus proyectos. Desde que Córdoba y Sevilla, como Valencia y Murcia, habían caído en poder de los cristianos maldígales Allah! Tenían allí sus tiendas multitud de mercaderes, a quienes sonreía la fortuna, y sobresalía entre todos ellos por sus riquezas innumerables, un judío de edad madura, que había buscado en la floreciente capital del reino de los Al-Ahmares refugio al fanatismo intransigente de los castellanos.
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