Jordan Gray, un asesor en sexo y relaciones de pareja, también enfrenta ese tipo de retos al realizar su labor. A la mayoría de nosotros nos incomoda hablar sobre ese tipo de interacciones porque nos preocupamos de que las redes sociales sean demasiado frívolas para discutir sobre ellas, pero es importante reconocer que estas generan sentimientos reales y que esos sentimientos importan. Aun así, fijar límites en las redes sociales no tiene que ser la lucha colosal en la que a veces la convertimos. El comportamiento se extiende a la habitación: los pacientes me han contado historias de ocasiones en que su pareja ha revisado sus redes sociales a mitad del coito.
Albergar viva la chispa significa un ahínco diario y remar a contracorriente alce la falta de comunicación, el abnegación o la inapetencia sexual. Un autor que arruina muchas relaciones al principio es la tendencia a apresurar las cosas. En concreto, cuando las personas conocen a alguien que les gusta, lo ven con la mayor frecuencia posible en las primeras semanas y se emborrachan de amor. María Palmero Locos de amor Todo comienza con la revolución de las hormonas. Escasamente atiendes a razones y te autoconvences de que esa persona es la definitiva. Cuando nos lanzamos a la piscina prometiendo y prometiéndonos cosas de las que tan solo estamos seguros circunstancialmente, la cosa puede acabar adverso. Cuando te encuentras con ese ambición de querer conocer a alguien, es probable que te apresures a admirar a esa persona varias veces por semana después de la primera alusión. El sexo intensifica las emociones La razón principal por la que las parejas no deberían pasar mucho tiempo juntas demasiado pronto es porque hallarse con frecuencia aumenta el deseo y la tendencia a tener relaciones sexuales. No hay nada de malo o insalubre en ello, pero debe efectuarse dentro de un entorno predecible y de confianza, asegura Seth Meyers en 'Psychology Today'.