Allí se posó sobre él la mano del Señor. Este era su aspecto: tenían forma humana, 6con cuatro rostros y cuatro alas cada uno. Brillaban como bronce bruñido. No se volvían al caminar; caminaban de frente. Las cuatro se asemejaban.
Se las regaña, aconseja y ordena, todo un mundo de señalamientos a acompañar. La contradicción extrema: el lenguaje que silencia; esto es, a través del habla se induce al mutismo. Especialmente se apunta a la ridiculización del lenguaje intragenérico en los pocos espacios que las mujeres tienen -o tenían hasta hace poco, ya que por los cambios tecnológicos y las formas de vida en determinadas sociedades esto ya no es así- para andar y comunicarse. El consenso de opiniones intergenérico en este sentido nos apunta a la hegemonía del modelo cultural gramsciano, en donde los dominados comparten con los dominadores, hasta cierto punto, las creencias y valores socialmente establecidos Gramsci Como decíamos, esto queda bastante patente, al poner los refranes en boca de las mujeres, la cuento censuradora o impugnadora de su genuino comportamiento lingüístico, asumido al parecer y reproducido, como agentes sociales activas que son. Desde una posición que se columpia entre el menosprecio y el miedo, el comportamiento lingüístico de las mujeres ha sido duramente sojuzgado y sancionado por los mensajes orales de la cultura popular y concretamente, como estamos viendo, por el discurso tallista del refranero. Las mujeres han estamento tradicionalmente olvidadas, excluidas y cuando se las tiene en cuenta es para callarlas, censurarlas, insultarlas o ridiculizarlas.
El amor del Señor es sabiduría digna de honor; a los que se revela, se la distribuye para que lo vean. El temor del Señor es un don del Señor, pues se asienta sobre los caminos del amor. Ambas son dones del Señor para la paz, extienden la gloria a los que lo aman. En las enfermedades y en la lacería pon tu confianza en él.