Este artículo ya fue guardado Para consultarlo en otro momento, visite su zona de usuario. Artículo guardado Para consultarlo en otro momento, visite su zona de usuario. El artículo no pudo ser guardado, intente nuevamente Portada Sonaron tres disparos seguidos. Esta crónica fue publicada originalmente el 8 de abril de Abrió la puerta de su residencia a las 4 a.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, cuando los hombres empezaron a retornar a sus casas en Europa, se encontraron con una inesperada sorpresa. Sus mujeres y muchas otras ya no estaban tan dispuestas, como antes del apretura bélico, a las tareas hogareñas tampoco a las labores de beneficencia. Durante los cuatro años de guerra, ellas habían desempeñado muy bien los legajo antes privativos de los hombres y ya no querían retroceder. La madama se entregó a una vida llena de actividades. Manejó autos con aplomo. Fumó y abordó con interés temas de conversaciones antes prohibidos. Bailó fox trot, cheeck to cheeck, charleston y black bottom. Para asumir sus nuevas conductas abandonó los flecos de seda, se deshizo de la molesta lencería, se sacó los sombreros llenos de complicaciones y el vestido de piso largo, que al comienzo de la guerra se estaba imponiendo entubado en los tobillos que casi no permitía caminar. También se bajó el cuota, se subió la falda y borró la cintura de avispa.
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